Sagrada Coca, una comunidad con fuerza de mujer

Por primera vez el reconocido grupo de mujeres sikuris se presentará en Argentina, tocarán el 17 a las 16 hs en el 15º Mathapi Apthapi Tinku en Parque de Los Andes.

Sagrada Coca nace un 14 de Agosto de 2003, con chicas venidas de grupos como Arawimanta y Calahumana. Su nombre es en honor a la resistencia cultural histórica que ha encarnado este elemento sagrado. “En nuestra cultura todo es dual, nuestros abuelos dicen que todo es par. La hoja sagrada es parte del elemento femenino, es parte del ritual, de nuestra socialización, convivencia…Es decir, la coca es un elemento importante para la vida” empieza contándonos Judith López, directora de la Comunidad Inalmama Sagrada Coca, antropóloga, investigadora e intérprete de música y cultura popular, con quien tuvimos el placer de conversar.

 

Comienzos. “Para nosotras no ha sido fácil como mujeres empezar. En un principio formamos parte de Arawimanta en 1992, y luego de Kalahumana, en el 2000. En aquel tiempo los hombres no nos permitían tocar con ellos. Si tocabas tenías que vestirte como ellos o te quitaban el instrumento. Algunas compañeras han tenido entonces que formar su grupo por otro lado. Yo empecé en el taller popular “Arawi”. Cerrados los talleres se conforma Sagrada Coca. Con la intención de crear música entre mujeres interpretando distintos instrumentos de viento, choquelas, quena quena, jacha sikus, khantus. Creando una manera propia de hacer música del ser mujer. Recuperando la memoria de los abuelos, reposicionando la cultura desde otro ámbito, la ciudad, con sus particularidades, distinta a los ayllus aymaras y quechuas. En este sentido, la vestimenta por ejemplo, es una parte fundamental. Nosotras expresamos nuestro ser a través del tejido. En los ayllus lo que distingue a las mujeres son los colores, los trazos del tejido, el cómo están distribuidos en un aguayo. En la urbanidad no lo vemos, por eso lo que nosotros queremos a través de nuestro vestuario, es mostrar cada una de nuestras regiones, porque en cada región se tiene una vestimenta propia. No buscamos exotización, sino que al recuperar fortalecemos”.

 

Toma de posición. “Muchos dicen que la música es una forma de hacer política, pero en un principio quizá eso haya sido algo no pensado. En el camino cuando hallamos dificultades cada cual ha ido tomando posición y entendiendo por que hacemos lo que hacemos. Hemos posicionado nuestro trabajo desde una perspectiva cultural a través de la presencia femenina en la música ancestral andina, y es desde allí que buscamos aportar, desde el entender que es muy distinto el aporte de las mujeres al de los hombres.

Empezar no fue fácil, hemos tenido muchas críticas, estigmatizaciones igualando el hacer músicas con ser borrachas o andar con muchos hombres. Nos denigran en la actividad musical por ser mujeres. Para nosotras era un ámbito social de fuertes ideas machistas. No fue fácil, por que incluso nuestras familias nos criticaban y en los encuentros los varones de manera agresiva nos preguntaban por que tocábamos y nos mandaban a cocinar”.

 

Los roles de la mujer en la cultura andina. Desde antes de la colonia ya existían roles, sin embargo la colonia ha tergiversado y agudizado desde una idea patriarcal y colonial cada uno de ellos. Así es como se configura el espacio de la mujer, poniéndolas en un espacio subterráneo. Las mujeres dejan de participar con argumentos de hechicería, brujería, argumentos de la santa inquisición, se van construyendo mitos e ideas en torno a esto. De allí las formas de meter miedo, de prohibir. Esto explicaría los vacíos en torno a la participación femenina en estos espacios.

Rebuscando se han podido encontrar antecedentes sobre la participación de la mujer en la música antes de la colonia, sin embargo, es necesario analizar la situación desde los contextos de población pues, en algunos contextos esto persiste, y ya es parte de la construcción social. Distinto de la ciudad, donde la mujer ha adquirido posición en roles y actividades antes exclusivas para los hombres”.

 

Ser música hoy. “Por supuesto hay mujeres que renuncian a la música por ser madres. Muchas de nosotras somos madres, pero parece que dependiera mas de como nos han criado. Mi abuela decía: ‘hay que hacer de todo, madrugar si es posible para hacer lo que hay que hacer, no dormir si así tiene que ser’.

Nosotras somos madres y trabajamos de otras actividades, nosotras no vivimos de la música, tratamos de acomodar nuestros tiempos para pulir temas, practicar, ir a las presentaciones, muchas veces cargadas de nuestras wawas. Muchas veces nuestras familias nos han dicho que lo dejemos, pero nosotras insistimos. Si nuestra música ha influido en otros territorios a costa de estos sacrificios, abriendo camino a otros grupos, para nosotras es una gran alegría. Entonces haber roto estereotipos, confrontar la violencia no ha sido en vano”.

 

La fuerza espiritual de las warmis. “Fue el nombre de nuestro último disco. El camino de nosotras las mujeres se forja desde pequeñas. Desde distintos espacios que habitamos ocupamos un rol y en este disco buscamos reflejar experiencias de distintas etapas de la vida donde hay diferencias pero también similitudes entre nosotras las mujeres.

Nuestras abuelas han sido resistencia silenciosa. Somos herencia de ellas. Mas que un despertar, esto es el Pachakuti. Un nuevo tiempo donde las mujeres podemos decir. La música es una manera de alzar la voz”.

 

Mariana Quisver

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